11 abril 2012

Contrastes

Cuando uno sale en la mañana, la congestión vehícular te da tiempo -quiéraslo o no- de observar a tu alrededor. En general, si uno no va en estado de semi-vigilia, se encuentra con muchas situaciones, cotidianas y no tanto... La madre o padre que va a dejar los hijos al colegio. El universitario urgido por llegar a clases. El trabajador que parte somnoliento a enfrentar otra jornada laboral. Parejas, personas solas, familias, amigos compartiendo autos... Jóvenes, viejos, niños... Gente feliz, gente enojada, y mucha gente con sueño.
 
Hoy en particular, cuando iba camino a la universidad, en el auto de al lado iba una pareja discutiendo. Y de repente el tipo le pegó un manotazo a su mujer. Yo no lo estaba mirando en ese momento, pero sí mi madre. Después la mujer sollozaba y gesticulaba como dando explicaciones. El tipo luego de golpearla miró para todos lados a ver si alguien lo había visto. Como efectivamente mi madre lo estaba mirando, se hizo el loco, empezó a manejar más lento, y se quedó rezagado. Al menos es capaz de comprender que hay vergüenza en sus actos, aunque eso no compensa su canallada ni por si acaso.
 
Por otro lado, también nos tocaron de "vecinos de taco" una pareja joven. En los semáforos y en las detenciones se daban pequeños besos llenos de ternura, y el resto del tiempo conversaban animadamente. So sweet. Y qué realidades tan opuestas (por no decir "mundos opuestos"; no quiero hacer aluciones a ese reality que todos parecen estar viendo menos yo).
 
¿Cómo se tuercen las cosas de esa manera? ¿Cómo se llega a estar en un auto, a que tu pareja ya te golpee casi por reflejo y tu reacción sea lamentarte y dar explicaciones, en vez de agarrar tus cosas y pegarle un portazo que le desarme el auto? Yo sé que el carácter de los abusadores hace un trabajo de joyería con la auto-estima de esas pobres mujeres. Que las manejan con su propio sentido de culpa, logrando que ellas hasta lleguen a considerar que lo merecen. Que los justifican y los perdonan una y otra vez.
 
Me recuerda una pareja que conocí una vez, hace muchos años atrás. Eran prácticamente unos niños. Y como niños jugaban: jugaban a pegarse cachetadas. Algo así como "¡tonto! ¡paf!", "¡oooyeee! ¡paf!", "¡no me pegues! ¡paf!", "¿y cómo tú? ¡paf!". Recuerdo que mi pensamiento irónico fue del tipo de que iban súper bien encaminados... eventualmente esos "paf" dejan de ser un juego, y se devuelven con pica y rabia, y entonces se transforman en un "PAF" y en un "PUNCH" y a veces hasta en "BANG".
 
Y me pregunto porqué esas mujeres no se dan cuenta que podrían tener lo del segundo auto en vez de lo del primero. Cierto que no es fácil de encontrar. Pero prefiero ir sola que con el primer tipo. Claro que soy de las afortunadas que tienen un hombre maravilloso al lado. Uno de esos que tengo la certeza que no sería capaz de levantarme la mano y al que pretendo poder besar y amar en cada taco, semáforo, carretera y camino de tierra por el que nos toque transitar.

1 comentario:

Dr_Cucho dijo...

Eso me hace recordar el reportaje del periódico que señalaba que algunas mujeres consideraban que el enfado de su pareja era un signo de su “compromiso con la relación”, aludiendo a que sería un “gesto de que la relación en algo importa como para enfadarse en vez de ser meramente indiferente”… una soberana estupidez!!!!... o bueno sin ser tan tajante es una suerte de “inventarse algo para sentirse ligeramente mejor” que no es más que el reflejo de una relación que no solo no te deja nada sino que también te destruye, como para tener que aferrarse a estos pequeños “logros”…
Una mujer que se deja golpear y justifica a su pareja es una estúpida que no es capaz de tenerse un mínimo de respeto, un hombre que en su evidente falta de virilidad golpea a una mujer, es un imbécil troglodita e inseguro que en su falta de seso carece de argumentos y opta por la “vía fácil”… en concreto una perfecta conjunción de falta de neuronas que hagan bien su trabajo, y lo peor de todo, con los golpes su número va decreciendo en forma progresiva…
No tengo claro si el tener incorporado que el amar a tu pareja incluye respeto, admiración, comprensión, apoyo y complemento, sea algo que se aprenda o simplemente se intuye, quizás sea una mezcla de ambos… pero una cosa si es cierta (y maravillosa al mismo tiempo) el conocerse día con día es un viaje hermoso si tienes la altura de miras para apreciarlo y estas en buena compañía, esa compañía puede enseñarte muchas cosas y entender de mejor forma otras… el concepto de una relación como “un equipo” me ha encantado y considero que no podría haber elegido mejor compañera :)