04 julio 2010

Tech Update



Largo tiempo sin escribir... y por Dios que han pasado cosas en estos últimos meses. He tenido mi blog un poco botado. Y qué diablos... he tenido mi vida un poco abandonada este último tiempo.

Recapitulemos: nos quedamos antes del terremoto, después de ese evento lamentable al que hace referencia mi última entrada. No hay muchas cosas que contar después de eso, hasta el terremoto.

En mi casa no pasó nada. Fue mi último día en el Banco Central, y salimos con un grupo de Bcentralinos a nuestro último carrete grupal como Bcentralinos oficiales. Yo me fui temprano, porque la verdad estaba agotada y me cambiaba de casa en algunos días. Otros se quedaron, y pasaron el terremoto en forma memorable según me cuentan. Yo dormía.

No fue tan terrible... teníamos todo embalado. Nada sonó, nada se quebró... Mi mamá se levantó a ver si una lámpara que estaba embalada a la rápida seguía en buenas condiciones, y empezó a temblar más fuerte. Me pregunté en qué estarían mi padre y mi hermano.

Se cortó la luz, así que no ví noticias de nada. Mi hermano, mi padre, mis amigos estaban todos bien. Mi familia en general también. Así que viví en la inconsciencia. Como nos cambiabamos el 1° estabamos muy ocupados para mirar diarios, y no había luz para ver noticias. Nos dedicamos a lo nuestro. Y nos cambiamos de casa.

Después, orden, cosas que hacer, mucho tiempo sin internet por culpa de la maldita compañía. Después me llamaron para ofrecerme pega. Y quedé. Y entré a la U a mi último semestre.

Y así he pasado mi semestre: trabajando alrededor de 10 horas diarias, en cosas que me gustan y cosas que no me gustan tanto (mi karma telefónico me persigue... pero de a poco me lo estoy sacudiendo de encima). Estudiando el resto del tiempo... no mucho, he de confesarlo. Es que los ramos que me tocan para titularme son una lata. En uno la profe no tiene idea de lo que habla, y en el otro, es más de hacer que de estudiar. Y no he tenido mucho tiempo de hacer nada.

Me titulo el martes. Tengo que entregar 3 trabajos y hacer 2 presentaciones. Llevo sólo un trabajo listo y ninguna presentación. Me pedí el día libre mañana, para terminar por milagro al menos un trabajo y una presentación. El tercer trabajo lo está haciendo un compañero de grupo. Y la segunda presentación la haré entre presentaciones, supongo. Qué stress.

Y bueno, después del martes, vacaciones. De la universidad por lo menos, porque de la pega ni hablar. Tengo tanta que agradecería si alguien me da el dato de un buen genetista especialista en clonación.

La primera semana de agosto me voy a Costa Rica a un Capstone Course. Una semana de estudio intensivo en medio de la selva. No creo que sirva para relajarse, además de que los que me conocen saben que no soy precisamente una adepta a los climas tropicales o a dármelas de lagartija al sol. Pero por lo menos será un cambio de aire, y probablemente conozca a un par de personas agradables, y quizás hasta interesantes.

Cómo ven, soy una chica ocupada. Razón por las cuales he recibido varios reclamos. "Que ya nunca tengo tiempo" y esas cosas. Es verdad. Mañana, si tengo tiempo, es probable que me pongan el punto final a mi pseudo-relación, que ya tenía un punto final, pero que fue más bien un punto suspensivo. O un signo de interrogación. Y bueno, no es que me sorprenda. Sólo no sé si tendré tiempo entre preparaciones de trabajos y presentaciones para que me digan algo que ya sé. Y ahora, cuando lean esto, va a haber alguien molesto.

Y no es que sea una insensible. Soy una romántica anárquica. Y eso no es fácil de llevar. Además soy demasiado práctica como para enredarme en las redes del amor. Y si me enredo, saco la tijera y la corto con los problemas. Bueno, es una lástima porque le tengo cariño al individuo aquel, y mal que mal, nuestra pseudo-relación duró bastante más de lo que le habría dado crédito en un inicio. Y fue bueno mientras duró. Quizás si no hubiera trabajado este semestre habría durado más. O no.

Pero en fin. Creo que me puse al día. Hay varias ideas más que se me quedan en el tintero, pero tengo que dejar de divagar y ponerme manos a la obra. Quiero ver si termino una de las presentaciones esta noche y mañana me dedico al informe del otro ramo. C'est la vie...

16 febrero 2010

Para un pequeño ángel


Hoy te fuiste al cielo, pequeño ángel. Quiero que sepas que te amamos, aun sin llegar a conocerte. Nunca supimos si te llamabas Vicente, o Isabel Margarita. Sin embargo, te quisimos y soñamos.

Apareciste en nuestras vidas de improviso, y de igual manera, hoy nos dejaste solos. Y sin embargo, siempre te guardaremos en el corazón. A pesar del poco tiempo que gozamos por conocer tu existencia, tu impacto fue profundo, y la pena porque te marchaste, cala hondo.

Me hubiera gustado compartir tantas cosas contigo. Te hubiera raptado en cada ocasión que se me hubiera presentado y te habría llevado al zoológico, al cine, a comprar, a comer y básicamente a cualquier lugar que hubieras querido ir. Me hubiera gustado ser tu tía favorita. Ser tu hada madrina.

Hoy te fuiste al cielo, pequeño ángel. La vida, injusta, fue muy corta para ti. Ya nunca sabremos a qué sonaba tu risa, cómo relucían tus cabellos ni cómo brillaban tus ojos. Nunca sabremos si heredaste el talento de tu madre o la estructura de tu padre. Y sin embargo, sin saber nada de eso, te amamos... Y sin embargo, sin necesidad de saber nada, te lloramos.

Tu historia, no estaba excenta de problemas. Contra todas las probabilidades, luchaste por ser concebido. Contra todos los problemas, creciste en el vientre materno por un par de meses. Contra todo y contra todos, luchaste por quedarte entre nosotros. Pero eras muy pequeño, mi lindo ángel, y era muy difícil, y ahora descansas, y te vas al cielo, pequeño ángel.

No pudo ser. Con mucha pena lo digo: no pudo ser... Hoy te fuiste al cielo, mi hermoso, pequeño ángel. Y todos te extrañaremos. Y todos te seguiremos queriendo.

Juega entre las estrellas, afortunado tú, que no alcanzaste a conocer penas ni tribulaciones. Juega entre las estrellas, porque cuando miremos a ellas, nuestro único deseo, es que nos mandes un beso...

14 febrero 2010

Valentines

Lo prometido es deuda, y no me gusta dejar mis deudas impagas. Dije que iba a despotricar contra el día de los enamorados, y eso haré. No había alcanzado a hacer eso antes, porque estuve ocupada, pero ahora que tengo tiempo, explicaré mis razones por las que no me interesa en lo más mínimo que sea 14 de febrero.

Antes de empezar, debo decir que no voy a hablar de los clichés asociados a la fecha, ni las implicancias comerciales que tiene ésta. Al final los clichés existen, porque la gente los usa - y abusa - y, siendo honestos, les encantan. Y en cuanto a las implicancias comerciales, creo que es una estrategia interesante y no voy a renegar de mis colegas por algo que yo también haría.

Alguien me dijo que estaba muy bien que hubiera un día del amor, porque todos aman. En realidad mi problema tampoco va por ese lado, sino porque para mí el famoso día de San Valentín tiene connotaciones totalmente diferentes. Y sí, también es cierto que en un mundo ideal todos los días debieran ser dedicados al amor, pero nuestro mundo está lejos de ser ideal.

A lo mejor me estoy dando muchas vueltas antes de llegar a mi punto, pero para empezar, este blog se llama Dispersión Máxima, y no por nada le puse ese nombre; segundo, hace tiempo que no escribía... y tercero, nadie los está obligando a leer, así que si se han quejado, o dejan de hacerlo, o se dedican a hacer otra cosa con su tiempo.

Pero iré al grano de una vez, o por lo menos trataré de hacerlo con las menos desviaciones posibles. Para ilustrar mi punto de porqué no me interesa el día de San Valentín, debo presentarles a mis fantasmas de los Valentines pasados y presentes... Quizás incluso al de mis Valentines futuros.

Mi primer recuerdo del día de San Valentín se remonta a cuando tenía 5 o 6 años. Yo hacía natación, como todos los veranos, pero ese verano en particular un niño me regaló una rosa roja. No recuerdo si habrá sido el día de Valentín, o habrá sido un regalo atrasado. Nuestras madres eran amigas, de esas amigas circunstanciales, porque sus hijos respectivos tomaban clases de natación a la misma hora, y ocupaban ese tiempo para conversar. Particularmente yo, al niño en cuestión no lo recuerdo mucho. Creo que su nombre tenía una F, pero bien podría llamarse Stefano, como Federico... Y si alguien me dice que se llamaba Ignacio, también podría creerle. Recuerdo vagamente, que tenía alguna clase de acento, así como de Venezuela o de algún otro país latinoamericano. Es todo lo que recuerdo de él. Sí recuerdo la rosa roja. Y recuerdo que me pareció bien freak recibir un regalo del día de los enamorados de parte de alguien que no me interesaba en lo más mínimo y del cual apenas había reparado en su existencia. También recuerdo haber pensado que era la primera vez que alguien me regalaba flores. Supongo que eso era un hito. Nunca supe si la idea del regalo había venido de la mente de él o de la de su madre. No pregunté tampoco. No me interesaba demasiado.

Mi siguiente recuerdo de San Valentín es de cuando tenía 11 años. Fue el día del funeral de mi abuelito. Murió un día 12, lo velamos un 13, lo enterramos un 14. Creo que eso sí es un hito fundamental en mi percepción de este día. Aun si llego a tener el más romántico de los San Valentines, esta fecha siempre estará ligada al día en que veía cómo el ataud, con mi abuelito dentro, se hundía lentamente en la tierra, de una vez y para siempre.

Y como si eso no fuera suficiente, unos cinco años después, otro 14 de febrero, murió mi abuela. Recuerdo la llamada telefónica por la mañana, mi papá llorando, y todos arreglándose apresuradamente para ir a Rancagua, a arreglar las cosas para el velorio y funeral de mi abuela, en pleno verano, con todos nuestros conocidos de vacaciones, y sentados en el auto calcinándonos de calor, porque no teníamos otro lugar para esperar que trajeran el cadáver de mi abuela.

Después de eso, el siguiente San Valentín que recuerdo, fue el del año 2006 si no me equivoco. Estaba sola en mi casa, viendo en la televisión una película sobre un tipo y su relación con su helecho. Sí, exactamente. Su relación con su helecho. No recuerdo mucho el argumento, aunque sí recuerdo la escena en que él está a punto de tirarse de un puente y suicidarse, a causa de su helecho. Y mientras veía esa película, la comentaba por sms con una amiga, que también estaba en su casa sola, a exactamente un año de haber terminado con su pololo con el que llevaba cinco años de relación.

El año pasado estaba pololeando para esta fecha. Primera ý única vez que he pasado un 14 de febrero estando en una relación. Sin embargo, no recuerdo qué hice ese día. Con seguridad, sé que no lo ví, porque no nos vimos en todo el verano. Pero no estoy segura de que hayamos hablado ese día siquiera. Pueden ver que fue memorable. De hecho recuerdo con más claridad, que mi mejor amiga preparó toda una parafernalia de San Valentín para ella y su pololo de ese entonces en la casa de su abuela.

Ahora, con respecto a este San Valentín, debo reconocer que fue agradable, y seguramente pasará a la lista de los San Valentines que recuerdo. Aunque no fue por las razones tradicionales que se podrían suponer. En realidad estaba de cumpleaños un amigo y fui a su casa a celebrarlo. Lo pasé muy bien. La compañía era grata, conversé con viejos amigos que no veía hace años, conocí a gente interesante. Me reí. Y luego volví a mi casa.

En cuanto a mis Valentines futuros, no lo sé. Mi futuro amoroso es incierto. Una parte de mí se convence cada vez más de que debería empezar a leer sobre gatos y sus cuidados. Pero no sé. La vida te da sorpresas, sorpresas te da la vida, como dice la canción.

Todas estas explicaciones para llegar a mi punto, que es que en realidad, el día de San Valentín no tiene connotaciones románticas para mí. No significa nada. De hecho para mí hay fechas que tienen mucha más importancia en ese terreno para mí. Pero son más personales. Igual, nunca me ha gustado hacer lo que hacen todos. Quizás deba inventarme mi propio día del amor, en una fecha alternativa, que sea exclusivamente mía. Algo en una fecha improbable, alejada de febrero, con todos sus recuerdos de defunciones.

Y esos son mis descargos. Les deseo paz, amor y que se cumplan sus buenos deseos. Aunque eso suene más a algo que se dice en navidad, creo que es algo bueno en cualquier época del año...

10 enero 2010

Renunciando a la adultez



Acabo de leer una declaración, y la encontré tan buena, que merece ser compartida. Estaba en inglés, así que a continuación una traducción:
---------------------------------------------------------

Renunciando a la Adultez

A quien corresponda
Por este medio estoy oficialmente presentando mi renuncia como adulto.

He decidido que quisiera aceptar las responsabilidades de un niño de 8 años otra vez.

Quiero ir al McDonald's y pensar que es un restaurante de cuatro estrellas.

Quiero navegar barquitos de papel en un charco lodoso y hacer ondas con piedras.

Quiero pensar que los M&M son mejores que el dinero porque se pueden comer.

Quiero jugar dodgeball en el recreo y pintar con acuarelas en arte.

Quiero acostarme bajo un gran roble y atender un negocio de limonada con mis amigos en un caluroso día de verano.

Quiero volver al tiempo en que la vida era simple. Cuando todo lo que sabías eran colores, tablas de multiplicar y rimas infantiles, pero eso no te molestaba, porque no sabías qué era lo que no sabías y no te importaba. Todo lo que sabías era ser feliz porque eras benditamente inconsciente de todas las cosas que te deberían haber preocupado o molestado.

Quiero pensar que el mundo es justo. Que todos son honestos y buenos.

Quiero pensar que todo es posible.

En algún momento en nuestra juventud, maduramos y aprendimos demasiado. Hay armas nucleares, guerra, prejuicios y niños abusados. Mentiras, matrimonios infelices, enfermedad, dolor y muerte. Un mundo donde las compañías envenenan nuestra agua y suelos y los niños matan.

¿Qué pasó con el tiempo en que pensamos que todo el mundo viviría para siempre, porque no entendíamos el concepto de la muerte? Cuando la peor cosa en el mundo era que alguien te quitara tu cuerda para saltar o te eligiera último para jugar a la pelota.

Quiero estar ajeno a las complejidades de la vida y sobreexcitado por las pequeñas cosas otra vez.

Quiero volver a los días en que los niños jugaban a las escondidas afuera en vez de estar pegados a la televisión, cuando los videojuegos eran tan inofensivos como Pac-Man... en vez de desgarradores, salpicadores de sangre y adormecedores de la mente como Mortal Combat, y la TV todavía tenía programas que no eran sobre sexo, asesinatos, ni mentiras.

Recuerdo ser inocente y pensar que todos eran felices porque yo lo era. Las tardes pasaban trepándome a los árboles y rejas y andando en bicicleta.

Nunca me preocupé por el tiempo, las cuentas o de dónde iba a sacar plata para arreglar mi auto.

Solía preguntarme qué es lo iba a hacer o ser cuando creciera, no preocuparme sobre lo que haría si no resultaba.

Quiero vivir simple de nuevo.

No quiero que mi día consista en problemas con el computador, montañas de papeleo, noticias deprimentes, como sobrevivir más días en el mes que dinero en el banco, cuentas médicas, chismes, enfermedades y pérdidas de seres queridos.

Quiero creer en el poder de las sonrisas, los abrazos, las palabra amable, la verdad, la justicia, la paz, los sueños, la imaginación, la humanidad, y hacer ángeles de nieve.

Así que... acá está mi chequera y las llaves de mi auto, mis cuentas de las tarjetas de crédito y mis 401 kilos de declaraciones. Estoy oficialmente renunciando a la adultez.

Y si usted quiere discutirlo más en profundidad, va a tener que atraparme primero, porque... "¡Pinta! ¡Tú la llevas!"

------------------------------------------------------------------------------------

Es un texto que me llegó... aunque probablemente no de la manera en que pretendía el autor. Mi reflexión va más por el lado de que yo a los 8 años, ya no era esa niña. Ya había perdido esa inocencia que da el no haber sido tocado por el dolor. Ya había descubierto la traición, la falsedad, las mentiras y la envidia. Ya había aprendido demasiado...

Creo que si tengo que devolverme a una edad debiera hacerlo a la edad de 4 ó 5 años. Me tocó aprender lecciones duras muy pronto, supongo. Quizás por eso mi alma se siente tan vieja a veces.

No sé si renunciaría a la adultez, aunque por momentos lo hago y mi lado infantil se asoma a hacer una pataleta y apela a un lado que aun se conmueve con la ternura, y las sonrisas y los abrazos y las palabras amables...

Creo que en todo caso, a lo que sí renuncié hace rato es a complicarme la vida. Porque la vida es más simple de lo que parece, y el dinero ayuda, pero no lo es todo, y las noticias malas siempre tienen un lado positivo, y nada es tan malo como parece, ni hay mal que dure 100 años... Renuncio a perderme, renuncio a dejar de ser yo, renuncio a cambiar mi esencia, renuncio a olvidar a los que quiero, renuncio a lo complicado y a lo malo, renuncio a no ser feliz.