28 diciembre 2008

Recuento del año 2008

El año está terminando... En pocos días más, el 2008 habrá acabado.

Debo decir que ha sido un año extrañísimo. Una vez alguien me dijo que según la numerología el 2008 empezaba un nuevo ciclo en mi vida. En ese entonces pensé que era porque ese era el año en que debería haber terminado la carrera de medicina... Nunca imaginé que estaría estudiando ingeniería comercial, que sería el año que comenzaría conmigo viajando a Canadá para estudiar y vivir sola allá por un semestre entero y con una beca que me cubriría todos mis gastos. Nunca pensé que sería el año en que me reencontraría con Maxi, y menos que sería el año en que me pondría a pololear con él. Tampoco pensé que sería el año en que estaría haciendo mi práctica profesional y recibiendo múltiples ofertas de trabajo. La vida te da sorpresas...

Y el año se me pasó tan rápido. Debe ser porque han pasado tantas cosas que no he tenido tiempo de darme cuenta y contar los minutos que pasan.

Extraño un poco mi vida en Canadá. Es extraño pensar que probablemente no voy a volver a ver al amable hombre asiático que atendía la caja de supermercado de la otra calle. Ese que me conversaba de Chile y me preguntaba hasta cuándo me iba a quedar y si pensaba volver (probablemente preocupado de perder a una cliente frecuente). Es extraño pensar que ya no voy a volver a comprar en Dollarama, donde todo costaba 1 dólar (sin impuestos), y por lo tanto cuando ibas, terminabas tentándote con media tienda, considerando que no era caro, y en conjunto terminabas pagando entre 20 y 40 dólares... Es extraño pensar que toda la gente que conocí, en estos minutos se encuentran desperdigadas en el mundo, algunas en Australia, otras en Europa, y algunas otras aún en Canadá. Creo que hasta echo un poco de menos el frío... Supongo que eso se me pasaría después de experimentarlo un par de días de nuevo. Y cómo olvidarme de Tim Hortons, y sus salvadores Hot Smoothies, y su Yogurth Parfait... Y el Rainbow Cinema los días martes, que era la única vez en que se podía ir al cine por un precio decente (y por decente, implico pagar una entrada al mismo precio que se paga acá en un día caro). Y el tradicional Mick E. Fynns, cada vez que a nadie se le ocurría que hacer... ¡Ah, y tantos recuerdos inolvidables!

Y después volver... Acostumbrarme de nuevo a no ser libre. A tener que dar explicaciones. A que manejen mis tiempos, mis horarios, mis actividades y a veces hasta mi plata. Y acostumbrarme al sentimiento de "maldición, ¿por qué no me habré quedado allá?". Pero bueno... es lo que hay, y no puedo hacer mucho al respecto.

Y organizar mis ayudantías. Tantos planes... En estadísticas no resultaron mucho... En costos, más o menos. En contabilidad sí. Creo que es la ayudantía que más me gusta hacer... Pero antes de empezar me llamaron para mi práctica. Y así empecé uno de los semestres más ocupados que he tenido. Corriendo de un lado al otro... Sin tiempo para almorzar. Sin tiempo para vivir. Pero un semestre no importa. Se puede manejar...

Luego, en octubre, se me ocurrió buscar en Facebook a Maxi. El hombre del que me enamoré hace 10 años atrás, y que me costó 9 años superar. Y lo encontré. Y hablamos, y nos juntamos y... nos pusimos a pololear. Si alguien me lo hubiera dicho hace 10 años no lo hubiera creído. Y estoy feliz y enamorada. Vale decir que perdí un par de amistades a raíz de ello, que armaron una pataleta (un poquitín exageradas, desde mi punto de vista), pero aquellos que valgan la pena, volverán algún día.

Llevo dos meses pololeando. Feliz. Como nunca había sido. Cuando ya me había rendido, y había decidido llevar mi vida por otros caminos. Pero como dice el dicho, "el hombre propone, y Dios dispone". Me tomó desprevenida. Pero qué diablos... Siempre me han gustado las sorpresas... y este año ha estado lleno de ellas... Me pregunto qué se viene para el 2009...