01 mayo 2008

Small Town Girl

Estoy escribiendo desde London, Ontario... Una pequeña ciudad a dos horas de Toronto. Desde que dije que venía para acá, e incluso los mismos lugareños, no han parado de preguntarme si tengo parientes acá o algo así. Necesitan una explicación, porque aparentemente no les cabe en la cabeza que alguien quiera venir acá porque sí. Cuando les explico que sólo tomé el mapa y seleccioné un lugar al azar, me miran con cara de "aaaaaaaaaaah... mmm... no entiendo..."

Una lugareña me dijo que durante el año académico era entretenido por la población universitaria del lugar, pero ahora que la clases terminaron "no hay nada que hacer". Y no sé cuál es la maldita manía de la gente de ir a lugares a "hacer" algo. ¿Por qué es que la gente no puede ir a lugares simplemente a "estar" o, mejor aún, a "ser"?

Siento desconcertarlos. Pero a pesar de haber nacido, y vivido toda mi vida en la capital y ahora, por cuatros meses, en una gran ciudad como Toronto, siempre he preferido las ciudades pequeñas. Nunca me han gustado los tumultos, nunca me ha gustado estar donde están todos, y siempre he preferido estar en mi onda, en mi mundo, e incluso sola... Evito las muchedumbres, no voy a conciertos, y detesto que los desconocidos me toquen o me empujen a causa de la falta de espacio. En las pequeñas ciudades hay menos gente, más espacio, más aire...

Por otro lado me encanta pertenecer a espacios familiares, y tener rutinas amigables. Como que te conozcan en el supermercado, o en el restaurant. El concepto de pedir "lo de siempre" es una especie de sueño dorado.

Creo que también es la razón por la que me encanta mi universidad. Pequeña, amigable y cordial. Un micromundo en el que todo es familiar y simple. Menos complicado. Con menos presión.

Quisiera poder vivir en una pequeña ciudad algún día. Una con menos aires de grandeza. Una en que no importe que no tenga nada que hacer. En que pueda sentarme en la plaza o en una banca cualquiera sin que me pregunten "qué estoy haciendo". La gente debería olvidarse de ese concepto conmigo. Yo no hago nada. O hago todo. Hago lo que quiero. Ahora mismo hice un descanso porque estoy traduciendo un libro de marketing completo. Estoy haciéndolo. Pero por que quiero. Es totalmente diferente. Es casi como "no hacer haciendo". Es de puro ociosa. Un ocio bien canalizado, en todo caso.

En fin. Llego a Santiago el martes en la mañana. Nos vemos pronto!

2 comentarios:

Dr_Cucho dijo...

Bueno en verdad no es fácil encontrar a alguien que comprenda la sutil privilegio de poder disfrutar de el simplemente estar y optar por plena tranquilidad… claro, constante movimiento y emociones extremas son para muchos sinónimo de diversión y por ende se transforman en algo deseable, tanto que si no lo consiguen a veces se frustran y deprimen… pero una vida hogareña y tranquila no es sinónimo de algo aburrido, sino una forma diferente de disfrutar las cosas (como ya hasta el cansancio se dice, en gustos no hay nada escrito)… bueno por mi parte hoy opté por quedarme en casa, tocar guitarra, desprenderme del ruido de afuera, dejar un par de carretes para otro día y desligarme de los tediosos libros, para mi funcionan bien las cosas y me parece un grato panorama para día sábado…
Bueno como ya cumplí con mi cuota de torturarte, ahora puedo escribir de manera distendida =P… hablando de vivir en lugares tranquilos… siempre me ha gustado Valdivia, es una ciudad grande pero tranquila con un clima muy lluvioso, tal como me le he recetado a mi mismo… pero en verdad a donde me lleven mis píes a larga es un buen lugar, me puedo amoldar bastante bien a lo que tenga en frente =P…
Ya no queda nada para que dejes el frío canadiense para caer en el invierno chilensis… nos vemos… un abrazo… cuídate…
Adeau…

Andres dijo...

Nuevamente nos encontramos en procesos mentales similares... puede ser que a la larga los unicos que nos entendamos seamos nosotros. El otro día fui al Lomits y me atendió Miguel (el mozo típico que atendía al papá) y fue un poquito de sentir lo de pueblo chico... tengo mis rinconcitos que me hice un parroquiano habitual y es divertido saludar a gente que de otra manera serían parte del decorado.

En el fondo la idea es paz y tranquilidad... creo que no es mucho pedir.

Besos.