07 septiembre 2008

Pasteles

NOTAS DE LA AUTORA:

A. Pastel: (1) m. Masa de harina y manteca, cocida al horno, en que ordinariamente se envuelve crema o dulce, y a veces carne, fruta o pescado.
(2) chilensis Dícese de una persona con escaso coeficiente intelectual. Gil. Sinónimo del chilenismo amermelado.

B. Si perteneces al género masculino, no te aconsejo que sigas leyendo, a riesgo de que tu ego se vea seriamente comprometido. Si decides ignorar esta advertencia, me desligo de cualquier responsabilidad por los daños sicológicos y emocionales que pudiera generar la lectura de este texto.

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Los hombres son unos pasteles. Y esta vez ni siquiera haré excepciones: TODOS son unos pasteles. Eventualmente, por una u otra razón, todos se merecen el apelativo. Y no es que una sea un dechado de virtud y perfección, o que no merezca el apelativo de vez en cuando. Pero esta entrada no se trata sobre la "pastelitud" de las mujeres, sino, la de los hombres. Prometo que en otra ocasión sacaré a relucir este lado B, en orden de analizar las dos caras de la moneda.

En alguna ocasión, arreglando el mundo con mis amigas, nos dimos cuenta de que además de recibir el apelativo en su acepción chilena, los hombres tienen más similitudes con los pasteles, en su acepción aceptada por la real academia de la lengua española. Al igual que los pasteles comestibles, los hombres vienen en una variedad infinita de formas, colores y sabores. Hay hombres que son como pasteles de fresa, bien "niñitas" para sus cosas, hombres que son como pasteles de chocolate, genuinamente dulces y encantadores, una tentación con sólo verlos, pero peligrosamente adictivos y tendientes a repartir su dulzura a quien quiera "probarlos", e incluso hay pasteles "alternativos", de verduras o de carne, un poco incomprendidos dentro de tanta dulzura con la que se asocia generalmente a los pasteles.

Y bueno, al igual que cuando existe el antojo de comer pastel, ya sea autoinducido o como consecuencia de ver uno realmente apetitoso en una vitrina (o quizás incluso por ver cómo otras personas disfrutan sus pasteles, lo que te hace desear tener uno también para ti), los hombres también se nos antojan a veces. El problema, y aquí yace la diferencia entre hombres y pasteles, es que cuando te comes un pastel eres feliz (aunque después a algunas les baje la angustia por haber comido más de la cuenta y la sicosis de contar calorías), pero en cambio con los hombres, en el minuto en que cae en la categoría de pastel, te enfrentas al tremendo dilema de mandarlo a freir monos, o aguantarlo con la esperanza de que sea sólo un episodio pasajero, para compensar todas las cosas buenas que tiene cuando no es un pastel (la típica y trillada justificación de "nadie es perfecto").

Particularmente, los pasteles me tienen cansada y creo seriamente que necesito una dieta estricta con ausencia de ellos. Y no me refiero a los que se comen. Y lo siento, pero la paciencia no es mi fuerte, la estupidez me revienta, y no ando en ánimos masoquistas de hacerme problemas en forma gratuita.

Cada día que pasa me convenzo más que la soltería es una opción para nada desagradable, y de todas maneras me encantan los gatos. Y es que soy un espíritu libre, me ahogo con demasiada felicidad, y tengo demasiadas actividades como para tener que dedicar tiempo a algo más en mi vida. O en este caso, a alguien más. Y no es egoísmo. Simplemente ya tengo demasiadas responsabilidades ineludibles que ocupan el 90% de mi tiempo. Y el 10% restante, sólo quiero un tiempo para mí.

Quizás es que no me he enamorado, ni he conocido a nadie que haga que me trague estas palabras... Mi problema es que pienso demasiado, y todas las burdas técnicas de conquista que suelen usar estos pasteles ambulantes son un insulto a mi inteligencia, y así nadie puede. Si al minuto en que salen a relucir sus brillantes armaduras, yo me estoy dando cuenta que no es nada más que papel de aluminio, ¿cómo puedo creer lo que sea que venga después? Quizás necesito un experto en efectos especiales. Aunque idealmente, preferiría un hombre que no sea comparable a un alimento.

2 comentarios:

Dr_Cucho dijo...

Hello… riesgo de afectar mi ego si sigo leyendo?... vamos sabes que para mí eso es una incitación a seguir raudo en la lectura, pq sabes que me gusto de meterme en problemas (y a veces resulto bastante masoquista XD)… de todas maneras más que afectar mi ego, me sacó bastante sonrisas, y hasta me alegró el día =P …
No sé si será la estructura de la entrada que ya se ha vuelto un clásico (referencias, contexto y explicación de las analogías, palabras en directa alusión de lo descerebrado que pueden llegar a ser aquellos que poseen el par XY en sus cromosomas, y remate con una clara (entiéndase por ególatra) referencia a tus capacidades intelectuales) o quizás la pura tincada lo que hiso que me preguntara: “y ahora qué jetón hizo gala de nuestras trogloditas malas costumbres testosterona dependientes, como para dejarte atravesada?” XD XD XD …
Bueno no fala aquel que considere que el ser “amermelado” lo hará un “pastel” más “dulce”… =P
Ya chiquilla se despide de ti el único e irremplazable “Cucho”, el exclusivo y verdadero pastel de chocolate con forma de gato, relleno de un centro cremoso de sabor único altamente adictivo… (mmmm … Sueno bien verdad? XD XD XD)
Una abrazo, nos vemos….

ByE

Andres dijo...

Me pregunto que clase de pastel seré yo según tú... sniff sniff... pero bueno lo principal de ser autoconsciente es que no me ofendo cuando me dicen que me pastelee... ya lo sabía.

Besos.