25 agosto 2008

Sin vida

Debería estar durmiendo... hace una hora o más. Pero en vez de eso me resisto a hacerlo. No sé por qué. Quizás por inercia. Me he estado paseando por blogs de desconocidos, pero no me atreví a dejar ningún mensaje, aunque algunos me parecieron bastante buenos. Al fin y al cabo, no sé cuánto pesa la opinión de una desconocida.

Tengo un revoltijo en mi cabeza. Quizás por eso no puedo dormir. Pero prefiero no hablar de eso (a veces es mejor guardarse algunos pensamientos para uno mismo).

Este semestre no tengo vida. Voy a clases de lunes a jueves. Tengo 10 minutos entre clase y clase. Hago tres ayudantías que debo preparar, más el trabajo y estudio inherente a mis clases. Y me quieren poner una ayudantía de finanzas, justo a la hora que tengo libre. Cuando termino las clases, parto a la CORFO, donde estoy haciendo la práctica. Trabajo todos los días hasta las 6 (y el viernes que no tengo clases, trabajo todo el día). La pega es entretenida. Lo fome es que tengo media hora para llegar desde la estación Los Leones hasta Universidad de Chile, y caminar hasta la puerta donde marco tarjeta y llego con el tiempo justo. Ni tiempo para almorzar tengo. Y lo fome también, es que cuando salgo, con esto del Transantiasco, ni pensar en subirse al metro para volver a mi casa, así que obligada a caminar hasta plaza de armas y esperar que un colectivo pase vacío y se digne a pararme. Y pegarme un pique de alrededor de una hora, que ni siquiera me deja en mi casa, sino que me tienen que ir a buscar hasta la parada del colectivo. Y por si no me bastaran suficientes actividades, cuando llego a mi casa, me cambio de ropa y parto al gimnasio. Así que antes de las 9 de la noche, ni pensar en tener tiempo para sentarme frente al computador a hacer nada.

Así, tengo que estudiar y preparar clases hasta la madrugada, o sino, usar los fines de semana completos. Y este fin de semana, ni preparé clases, ni estudié. Estoy frita.

Mi práctica durará hasta noviembre. Y como más encima mi madre está con ataque desde que me la ofrecieron, no me hace la vida más fácil. Para cuando sea noviembre seré un estropajo. Y mi madre estará feliz de poder decirme "te lo dije". Pero tampoco quiero hablar de mi madre. No es bueno dejar evidencias.

Así, sin vida social en la semana, y con escasa vida social los fines de semana, mi vida hasta noviembre puede ser calificada como "no-vida". Una lata.

Ya. Me forzaré a dormir ahora. Me temo que lo necesitaré para enfrentar esta semana.

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