04 septiembre 2007

Sobre brisas, vientos y torbellinos

Soy de la clase de persona que necesita tomar un paseo de vez en cuando; caminar, sentir el viento en la cara, mirar las hojas moverse, observar (realmente observar) a su alrededor... En cierta manera, entro en una especie de comunión con el medio que me rodea (hablo en serio, y no me fumé nada; no fumo nada, por lo demás). Lo que sucede es que soy muy sensible a mi medio. Por eso necesito que esté tranquilo y en mediana armonía. De hecho, tiendo a armonizar ambientes para poder convivir con ellos.

El grave problema de esto, es, básicamente, la otra gente. En este mundo actual existe una cierta cantidad de individuos que llevan un ritmo de vida "anti-natural". Pareciera que incluso cuando están quietos, vibraran a revoluciones que resultan casi imperceptibles al ojo humano, pero dejan esa sensación de que hay un movimiento.

Si uno observa la naturaleza, y siente el viento, su velocidad, aún cuando es rápida, tiene cierta naturalidad dada por su irregularidad. A veces va con fuerza, a veces es suave, a veces se detiene. En cambio estos personajes llevan un ritmo tendiente a ser demasiado regular, para ser natural. No fluyen. Luchan por mantener un ritmo que no es el recomendable, y generan torbellinos a su alrededor. Y eventualmente, atrapan al incauto que ande cerca.

Yo no soy así. Como dije, necesito mi momento de comunión, de dejarme llevar por el viento, escucharlo y ser parte de ese todo que me rodea y me forma... Ese todo que es parte de mí y del que soy parte.

Hay gente que puede pensar que estoy medio loca. O completamente loca. Otros quizás sepan de lo que hablo...

Soy relajada, aunque algunos lo duden. Llevo mi propio ritmo irregular y natural. A veces voy con fuerza, las menos, formo un huracán, y la mayor parte del tiempo prefiero ser como una brisa marina.

Mis tiempos me funcionan. No me gusta apurarme. Me estresa hacer las cosas a última hora. Prefiero hacerlo con calma. El viento empuja al agua para formar olas, y las olas horadan la piedra, pero por mucha fuerza que aplique el viento, esto no pasará de un día para otro. Lo entiendo y así vivo. No gasto mi fuerza inútilmente contra piedras que tardaré años en moldear.

Hay gente que se sorprende con eso. Al ser una buena alumna, piensan que soy una especie de maniática del estudio, que no vive, ni respira y probablemente estudia hasta en las horas de comida. Los que me conocen, saben que no soy así. Soy sacadora de vuelta y lo confieso. Ahora mismo debiera estar estudiando, y en vez de eso estoy escribiendo esto. Por último, podría estar durmiendo, ya que mañana me levanto a las 6. Pero estoy escribiendo. Porque quería escribirlo. Igual como tiendo hacer todo lo que quiero hacer. Y qué. Vivo con las consecuencias. Las acepto. Fluyo. Ya habrá tiempo para horadar esas piedras.

Tengo mis obsesiones, mis piedras que ataco y ataco para moldear a mi antojo. Pero no tengo apuro. Y no me importa fallar. Soy paciente como la brisa del mar. Y cuando yo no esté para moldear esas piedras, habrán otros como yo. Y las piedras serán moldeadas como deben ser. Que yo no lo haga, no me resta mérito, ni hace que se acabe el mundo. Eso es lo que los "hacedores de torbellinos" no comprenden. Piensan que su misión es moldear cada piedra, o hacerlas desaparecer. Chocan con fuerza, reclaman, se alteran, contorsionan y hasta se deprimen de pura frustración. No aceptan los hechos de la vida. No asumen sus papeles de artistas. No se toman el momento para dar una paso atrás y ver cómo va su obra. Si lo hacen, sólo son capaces de ver "cuanto les falta".

Al final todo se trata de eso. No aprecian el arte de vivir fluyendo. Se apuran para llegar al mismo tiempo que todos, al mismo lugar que vamos todos. Como si ganar significara algo. Yo no quiero ganar. Yo quiero moldear mis piedras y ser reconocida como una artista de mi propia vida. Yo quiero ser brisa marina.

2 comentarios:

Andres dijo...

Que buen texto... me encantó. Por un minuto pensé que podía ser de aquellos que no fluyen, hasta que comprendí que tengo mi propio ritmo, medio tornadesco, soplando para muchos lados, pero tengo mi fluir y perspectiva.

Te quiero mucho... ¿estaremos ya en esa situación en que tengamos que dejar un día a la semana para vernos? He de confesar que ando con la agenda como un loco y ya tengo programdo hasta el jueves... YO... programado, para que veas lo mal que andan las cosas.

Besos gigantes.

Dr_Cucho dijo...

Brisas, vientos, torbellinos, quizás algo más… puede que nos identifiquemos con algún tipo especial de corriente fluctuante, tal vez unas más armónicas y bellas que otras… pero indistintamente de por cual sientas afinidad, un remezón externo es capaz de sacarte de lugar… al igual que un muro corta fuegos o como una vara que corta el aire, el movimiento armónico pude verse alterado a corrientes que no poseen control alguno, por eventualidades no sabes donde ir y no sabes a que velocidad hacerlo… formas de enfrentarlo… muchas… tantas como individuos hay en la tierra… es en este punto donde la versatilidad de adaptación juega un papel importante, mientras que un torbellino en movimiento impetuoso puede modificar mucho alrededor, pierde capacidad de moldearse así mismo , en cambio una suave brisa no golpea, en cambio armoniza, se modifica y adapta, crea su espacio a la vez que mantiene su ritmo…
Que si estas loca?… si lo estas entonces ninguno de los dos esta cuerdo… pues si tus palabras son disvarianzas sin sentido, debo ser un inestable para buscar comprenderlas y debo estar enajenado de la realidad para lograr compartirlas…
Buenas palabras, simples y claras…
Por mi parte, creo que también soy una suerte de corriente tenue de aire, calida cuadno lo amerita, fresca por gusto, revitalizante cuando estoy de buenas, sofocante cuando es necesario…